El Rock and Roll, Maybelline y el público impasible

El Rock and Roll es un medio para rebajar al hombre blanco al nivel del negro.

Esa encantadora frase no ha salido de un guión de Padre de Familia o South Park. Es un extracto de una declaración del Consejo de Ciudadanos Blancos de Alabama, a mediados de los años 50. Sobre cómo estaba las cosas en aquél tiempo, conviene leer este post del blog Bloging in the wind (buen título, no lo neguéis), acerca de Nat King Cole.

Y esa era la sociedad de entonces. Evidentemente, el Ku Klux Klan era una organización de extremistas y violentos, pero es inevitable pensar que esas mismas ideas tenían calado entre una mayoría moderada.

Todos sabemos que la gran patada a esa sociedad satisfecha vino en los años 60. Hablando de la sociedad anterior al 68, Bernardo Bertolucci lo definió muy bien. Era una sociedad en la que tenías un montón de autoridades por encima de ti. No sólo la policía, o los jueces. También tu jefe, o el que te alquilaba el piso, o el director de tu banco.

Y llegó el Rock and Roll y puso su granito de arena para acabar con todo eso. Y sí, ya desde los 50. Esto es una obviedad, pero si la traigo a colación es porque he encontrado un video en que se ve este choque. Se trata de una actuación en televisión de Chuck Berry. Merece la pena ver el video entero. La presentación, a cargo de un señor mayor con gafas, y ese público, bordeando lo impasible. Y Chuck Berry que sale a tocar estupendamente la guitarra y de paso, a hacer un poco el gamberro.

Y ahí está la diferencia, como menciona uno de los comentaristas de youtube,  en el minuto 2:16. Empieza el solo de guitarra. Chuck se va hacia un lado, inclina la guitarra, se deleita, hace su baile del pato. Y fijáos en el público. Pies que (salvo uno) no se mueven, caras de «como ese negro se me acerque más presentaré una demanda», y brazos cruzados. Atisbando, se puede ver a una mujer que da palmas, al fondo. Mujer de moral distraída, sin duda.

Y al final, todos aplauden. Eso es cierto. Pero en su momento. Que no es cosa de moverse mientras está tocando, que igual el negro se anima y viola a mis hijas. Pero si tú no tienes hijas, Mike. Bueno, tú ya me entiendes.

A partir de ahí, las cosas cambiaron muy rápido. Los sesenta fueron la bomba. Pero la mecha se encendió en los 50.